La imaginería es la especialidad artesanal dedicada a crear figuras religiosas, costumbristas y de la flora y fauna mediante pastas modelables aplicadas sobre estructuras de madera o maguey. Emplea técnicas de modelado, ensamblado, talla y pintura con pastas elaboradas a base de chuño, maíz, yuca, yeso o harinas. Se caracteriza por su función de resguardar narrativas culturales a través de escenas figurativas de profundo contenido simbólico.
Su desarrollo está asociado a escuelas regionales que definen estilos y técnicas particulares: la escuela ayacuchana, que utiliza pastas derivadas de la papa y el níspero; la escuela cusqueña, basada en el tallo de maguey revestido con pastas; y la tradición de Junín, que combina maguey con revestimientos de papel o tela. Estas variantes consolidan la diversidad estética y técnica de la imaginería en el país.
La imaginería tradicional comprende la elaboración de figuras religiosas y costumbristas mediante pastas artesanales constituidas principalmente por yeso, harina de trigo o arroz, aplicadas sobre estructuras de madera o maguey. Se caracteriza por preservar técnicas heredadas que combinan modelado, ensamblado, talla y pintura, dando lugar a imágenes de vírgenes, santos, ángeles, arcángeles, personajes de danzas y escenas rituales. Su iconografía se mantiene estable en el tiempo y responde a acervos culturales profundamente arraigados en las comunidades que la producen.
Retablo Ayacuchano
En Ayacucho, la imaginería tradicional alcanza su expresión más representativa con el retablo ayacuchano, derivado del antiguo cajón de San Marcos. La escuela regional destaca por el uso de pastas elaboradas con mezclas locales como papa o níspero, el minucioso trabajo de detalle y la integración de escenas que narran la vida andina, la religiosidad popular y episodios históricos. Este enfoque otorga al retablo un carácter identitario y lo convierte en uno de los símbolos culturales más reconocidos del arte ayacuchano y del patrimonio artesanal del país.
Joaquín López Antay (1897-1981) es considerado el padre del retablo ayacuchano. Nació en Huamanga y desde joven trabajó modelando figuras en barro inspiradas en santos. Transformó el tradicional cajón de San Marcos en retablo ayacuchano, incorporando escenas costumbristas como corridas de toros, peleas de gallos y fiestas populares. Su innovación convirtió el retablo en una expresión artística que trascendió lo religioso. En 1975 recibió el Premio Nacional de Cultura en el Arte, siendo el primer artesano popular en obtener este reconocimiento, lo que marcó un hito en la valoración del arte popular peruano.
Florentino Jiménez Toma fue uno de los grandes maestros formadores en Ayacucho. Su taller en el barrio de Santa Ana se convirtió en cuna de retablistas, donde enseñó las técnicas tradicionales de modelado y ensamblaje. Entre sus discípulos se encuentran Silvestre Ataucusi y Edilberto Jiménez, quienes más tarde innovarían en el arte del retablo. Florentino mantuvo la esencia religiosa y costumbrista en sus obras, transmitiendo la identidad cultural andina a través de cada pieza.
Silvestre Ataucusi Flores nació el 1 de enero de 1971 en el distrito de Vinchos, Ayacucho. A los 12 años, durante el conflicto armado interno, migró a Huamanga donde descubrió el arte del retablo al observar fascinado un taller artesanal. En 1982 ingresó como aprendiz con el maestro Florentino Jiménez Toma, bajo cuya dirección aprendió las técnicas fundamentales. Durante los años 80 y 90, sus retablos plasmaban los sufrimientos de la época, creando una conexión profunda entre el arte y la realidad vivida en Ayacucho.
A los 18 años se independizó y se casó con Nicolasa, quien inicialmente se dedicó al comercio de verduras para diversificar ingresos. En 2007, tras un accidente que imposibilitó a su esposa continuar ese negocio, la familia decidió transformar el proyecto artesanal en una empresa formal. Silvestre se destacó al introducir innovaciones técnicas significativas, desarrollando alrededor de 2003 el retablo en alto relieve envejecido, su marca distintiva que revolucionó el mercado turístico e internacional y permitió la exportación de sus obras.
En 2012 formalizó Casa del Retablo EIRL, empresa familiar dirigida por su hija Yiem Ataucusi, que emplea a múltiples miembros de la familia. En Ayacucho mantiene "La Casa del Retablo", un museo vivo convertido en taller y galería de exposición turística. Sus reconocimientos incluyen la condecoración "Joaquín López Antay" del Congreso de la República en 2012, el premio "Presidente de la República" en 2015, y exposiciones internacionales en Chile y universidades peruanas como la PUCP. Con más de 40 años de trayectoria artística, Silvestre Ataucusi ha consolidado un legado que trasciende el oficio tradicional para convertirse en patrimonio cultural vivo.
Hijo de Florentino Jiménez, es reconocido por su aporte artístico y antropológico. Sus retablos no solo representan escenas costumbristas, sino también episodios históricos y sociales, como la violencia política en Ayacucho. Ha expuesto en museos y ferias internacionales, llevando el retablo como una herramienta de memoria y denuncia social. Su obra destaca por la minuciosidad y el compromiso con la identidad cultural andina.
Arturo Ramos Vallejo pertenece a una nueva generación de retablistas que combina tradición con innovación. Fundador de Retablos Ramos, ha creado piezas que reflejan vivencias y festividades ayacuchanas con calidad de exportación. Sus obras han sido obsequiadas a personalidades como Mario Vargas Llosa y expresidentes del Perú, lo que evidencia su reconocimiento nacional. Ramos mantiene la esencia del retablo, pero introduce diseños modernos y temáticas diversas para atraer nuevos públicos.
Efraín Sánchez Avendaño es un destacado maestro retablista originario de Quinua, Ayacucho, con más de 30 años de experiencia en la elaboración del retablo ayacuchano. Comenzó su aprendizaje a los 11 años bajo la dirección de su padre, Mariano Sánchez, y posteriormente se especializó con el reconocido maestro Nino Blanco, quien le enseñó las técnicas narrativas y artísticas que caracterizan al retablo peruano.
La obra de Efraín se distingue por la incorporación de la iconografía Wari, la combinación de colores vibrantes y la representación de manifestaciones culturales ayacuchanas como la danza de las Tijeras y los Abuelos de Quinua. Utiliza técnicas artesanales tradicionales con insumos como yeso cerámico y engrudo, manteniendo vivos los saberes transmitidos generacionalmente.
Es fundador del taller familiar "Retablos Sánchez", ubicado en la Asociación Los Artesanos de Huamanga. Su trabajo ha sido reconocido en diversos eventos nacionales, incluyendo los Juegos Bolivarianos Ayacucho 2024, y se encuentra integrado al programa Ruraq Maki del Ministerio de Cultura. El retablo ayacuchano, expresión artística que Efraín domina magistralmente, fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación en 2019.
Yoel Janampa Serna es un reconocido maestro artesano retablista de la región Ayacucho, dedicado a la elaboración del tradicional retablo ayacuchano. Su taller, denominado "Retablos Yoel Janampa", está ubicado en la ciudad de Ayacucho y se especializa en la creación de piezas artísticas innovadoras destinadas a la decoración de espacios como cuartos, salas y oficinas.
Su labor como docente y promotor cultural ha sido destacada por el CITE Ayacucho (Centro de Innovación Productiva y Transferencia Tecnológica), institución con la que mantiene una estrecha alianza.
Edison Ataucusi Moisés es un artista popular y maestro retablista peruano de la región de Ayacucho, con más de 20 años de experiencia en la elaboración del tradicional retablo ayacuchano. Proviene de una familia de artesanos y desde muy niño aprendió la tradición de su tierra, desarrollando habilidades para plasmar la cultura viva de su región a través de colores y diseños característicos.
El maestro Edison ha participado en proyectos artísticos de gran envergadura junto a otros reconocidos retablistas ayacuchanos. En 2007, formó parte del equipo que elaboró el "Retablo Gigante Ayacuchano", una obra monumental que representa el Vía Crucis de Jesús y que actualmente se exhibe en el Centro Cultural de la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga.
En el marco del Bicentenario de la Independencia del Perú, Edison ganó reconocimiento al plasmar a los héroes del bicentenario en el retablo ayacuchano, una obra que fusiona la historia patria con el arte tradicional de su región. Además, obtuvo el primer puesto en la línea de Retablo en un concurso organizado por la Dirección Regional de Comercio Exterior y Turismo de Ayacucho (Dircetur). Dirige el taller "Kuska Retablos", desde donde continúa preservando y difundiendo el arte del retablo.
Como docente, Edison colabora con el CITE Ayacucho impartiendo talleres de retablo ayacuchano, donde comparte sus conocimientos con el público interesado en aprender esta técnica ancestral.