La metalistería es la especialidad artesanal dedicada al trabajo manual de metales comunes (cobre, bronce, hierro o aluminio) para producir objetos utilitarios, decorativos o ornamentales. Comprende procesos de corte, forja, martillado, doblado, soldadura y pulido, mediante los cuales el artesano transforma planchas, barras o alambres metálicos en piezas definidas. Esta línea se caracteriza por su dominio del fuego y la herramienta, así como por la precisión en el modelado y ensamblaje del material, dando lugar a productos que combinan resistencia, funcionalidad y acabados detallados.
La sublínea de hojalatería comprende la elaboración artesanal de objetos utilitarios y decorativos trabajados en láminas de metal delgadas; generalmente hierro, cobre, aluminio, latón o estaño mediante técnicas manuales como corte, doblado, soldadura, martillado y ensamblaje. Su producción incluye cajas, faroles, recipientes, adornos y diversos contenedores, caracterizados por su ligereza y por el modelado preciso de las láminas metálicas.
En Ayacucho, esta tradición tiene sus raíces en la época colonial, con influencias de la metalurgia wari y española. Originalmente, los artesanos fabricaban objetos como cubetas y candelabros; sin embargo, con el tiempo, se especializaron en la creación de cruces, espejos y otros artículos decorativos
Teófilo Araujo Choque (28 de diciembre de 1941 – octubre de 2023), originario de Espite, Vilcanchos (Ayacucho), fue el fundador de la “Hojalatería Araujo” y uno de los más grandes exponentes del arte popular peruano. Tras un accidente que lo mantuvo inválido durante nueve años, aprendió diversas labores artesanales y, a los 18 años, el oficio de hojalatería con su tío. En 1960 realizó su primera obra: una cruz de pasión para la capilla de su comunidad, iniciando una trayectoria marcada por creatividad y resiliencia.
En 1968 se trasladó a Ayacucho, donde perfeccionó su técnica y elaboró piezas utilitarias y religiosas como peroles, baldes, regaderas y candelabros. Participó en ferias artesanales y en 1975 abrió una fábrica que llegó a producir 300 baldes diarios, generando empleo. A pesar de dificultades económicas y robos, formalizó su taller en 1980 y desarrolló diseños innovadores inspirados en el arte ayacuchano.
Reconocido por su talento, en 1999 ganó el Premio Nacional de Hojalatería en el Concurso Inti Raymi. Su taller creció, incorporando candelabros pintados y sombreados al estilo de los retablos, con demanda nacional e internacional. Junto a su familia, mantuvo un próspero taller y un stand en el Mercado Artesanal “Shosaku Nagase”, además de liderar la Asociación de Artesanos en Hojalatería Eslabón-Araujo (AHEA-A). Su legado perdura como símbolo de tradición, innovación y perseverancia en la artesanía peruana.
Lucy Araujo Ayala (nacida el 4 de octubre de 1972 en Huamanga, Ayacucho) es una destacada artesana especializada en hojalatería, reconocida por su creatividad y aporte a la tradición andina. Hija del Gran Maestro Teófilo Araujo Choque, creció en el taller familiar y, aunque se sintió atraída por el oficio desde niña, inició su práctica a los 25 años. En la década de 1990 fundó su propio taller Sumaq Urpi Araujo, donde innovó con piezas ornamentales, espejos y accesorios decorativos.
Lucy se distingue por su diseño característico de doble flor, una técnica que combina colores inspirados en la naturaleza (verdes, blancos y azul ultramar), sello de la familia Araujo. Sus obras incluyen candelabros y cruces policromadas, comercializadas en Lima, Cusco, Arequipa y con reconocimiento internacional. Ha participado en ferias nacionales e internacionales, consolidándose como una de las pocas mujeres que preserva esta técnica tradicional, aportando creatividad y diseño contemporáneo.
A lo largo de su trayectoria, ha recibido diversos premios y condecoraciones, reafirmando su papel como referente en la hojalatería ayacuchana. Su trabajo fusiona tradición e innovación, enriqueciendo el patrimonio cultural peruano e inspirando a nuevas generaciones.
Yuri Medina Ventura, originario de Ayacucho, es un reconocido artesano especializado en hojalatería, cuya trayectoria refleja perseverancia y pasión por la tradición andina. Inició su aprendizaje en Huancayo bajo la guía del maestro Dionisio Arancibia Ramírez, adquiriendo conocimientos sobre técnicas tradicionales y elaboración de piezas utilitarias.
Posteriormente, fundó su propio taller Sinchi Yume en Ayacucho, donde desarrolla cruces, candelabros, flores metálicas y figuras inspiradas en la cultura Wari. Su estilo se caracteriza por fusionar tradición e innovación, creando piezas personalizadas y réplicas de animales que demuestran su versatilidad.
Además de su labor creativa, Yuri enseña hojalatería en talleres organizados por el CITE Ayacucho, con el propósito de preservar esta técnica ancestral y evitar su desaparición. Su compromiso con la enseñanza y la innovación lo posiciona como uno de los referentes actuales en la hojalatería ayacuchana.
Wilfredo Bautista Loayza es un destacado artesano ayacuchano especializado en hojalatería utilitaria, heredero de una tradición familiar que se remonta a la década de 1950. Su padre, Ignacio Bautista Cuadros, y su tío Antonio Prada fueron maestros reconocidos en Huamanga, quienes le transmitieron las técnicas y secretos del oficio desde temprana edad.
Comenzó a practicar la hojalatería siendo niño y, con el tiempo, estableció su taller en el tradicional jirón Londres de Ayacucho, trabajando junto a su hermano Víctor Bautista Loayza. Actualmente, continúa esta labor junto a su hermana Cirila Bautista Loayza, manteniendo vivo el legado familiar.
Wilfredo se especializa en la elaboración de productos utilitarios como chimeneas, campanas, canaletas, tostadores, cernidores y cruces tradicionales para techos. Su trabajo responde a la demanda local y refleja la calidad y la tradición que caracterizan a la familia Bautista Loayza, contribuyendo significativamente al patrimonio cultural de Ayacucho.