La línea artesanal de Textilería comprende la producción de tejidos realizados con fibras de camélidos sudamericanos, ovinos, algodón y mezclas, empleando técnicas de hilado, urdido, tejido y acabado tradicional. Incluye tanto tejidos planos elaborados en telares de cintura, estacas, marco o pedales como tejidos de punto y piezas decoradas mediante bordados, aplicaciones y técnicas mixtas. Su elaboración considera también procesos de teñido con pigmentos naturales o industriales, que aportan color y definición a los diseños.
Esta línea se caracteriza por su estrecha relación con la identidad cultural de cada territorio, expresada en motivos, paletas cromáticas y técnicas heredadas. Los textiles resultantes incluyen prendas de abrigo, mantas, tapices, accesorios y otros objetos utilitarios y ornamentales, en los que se integra la destreza manual con un profundo sentido simbólico.
La sublínea de Bordados y Aplicaciones comprende artesanías textiles elaboradas mediante técnicas de aplicado, bordado y ensamblaje de telas sobre un soporte base. Incluye el uso de telas caladas, superposición de recortes, costuras decorativas y puntadas que permiten componer diseños definidos con contrastes de color y volumen. Estas técnicas se emplean para ornamentar prendas y accesorios tales como polleras, mantas, carteras, cojines, cartucheras o piezas decorativas y destacan por la precisión manual y la riqueza compositiva que aportan a cada objeto.
La sublínea de Tejido de Punto comprende la elaboración artesanal de prendas y accesorios construidos mediante el entrecruzamiento de bucles de hilo, realizado con agujas de tejer, palillos o crochet, técnicas descritas en el documento como “crochet o tejido a dos agujas (needle knitting)”. Esta sublínea utiliza fibras de origen animal o vegetal, principalmente lana de ovino, fibras de camélidos y algodón, para producir piezas abrigadoras y flexibles cuya estructura se forma puntada por puntada. Entre sus productos se incluyen prendas de vestir (chompas, gorros, guantes, chalinas), complementos y objetos decorativos..
La sublínea de Tejido en Telar comprende la elaboración de textiles artesanales producidos en distintos tipos de telar —de cintura, estacas, marco y pedales—, cada uno definido por la forma en que se tensa y manipula la urdimbre. El proceso consiste en entrecruzar hilos de urdimbre y trama para formar tejidos planos en diversas técnicas, como tejido llano, doble cara, brocado, gasa o mecha, según el tipo de telar empleado. Permite obtener mantas, ponchos, chumpis, chuspas, frazadas, tapices, alfombras y telas destinadas a prendas de corte y confección, utilizando fibras de camélidos, ovinos o algodón.
Comprende productos textiles elaborados sin el cruce de urdimbre y trama ni el bucle propio del tejido de punto. Incluye superficies obtenidas por prensado, compactación o conglomerado de fibras, utilizadas como base para la elaboración de diversos artículos artesanales. Dentro de esta sublínea se consideran dos grupos principales: fieltro y pompones y borlas.
El fieltro es una tela no tejida hecha de borra, lana o pelo conglomerado; su producción artesanal se realiza mediante prensado o golpe, y se emplea para confeccionar sombreros, prendas de vestir, accesorios y juguetes. Por su parte, los pompones y borlas se elaboran con lana, algodón o fibras de camélidos: el pompón como una bola decorativa de material fibroso, y la borla como un conjunto de hilos sujetos en un extremo. Ambos se utilizan como adornos complementarios en chullos, chumpis, mantas, cojines, corredores de mesa y otros textiles.
Nació el 6 de septiembre de 1961 en el distrito de Vinchos, provincia de Huamanga, Ayacucho. Es uno de los más reconocidos exponentes del arte textil ayacuchano, con más de 40 años de trayectoria en la elaboración de tapices y piezas artesanales que combinan tradición e innovación.
Su pasión por el tejido comenzó a los 15 años, aprendiendo las técnicas ancestrales en telar de cintura bajo la guía de su padre, Don Esteban Fernández Flores, y perfeccionándolas junto a otros maestros ayacuchanos. Desde 1985 participa en ferias nacionales, y en 2006 inició su presencia en ferias internacionales, llevando el arte textil ayacuchano a escenarios globales. Gracias a estos viajes, ha enriquecido su visión artística y empresarial, incorporando tendencias contemporáneas sin perder la esencia cultural andina.
Actualmente dirige el Taller y Galería de Arte Llapan Maki, fundado en 1986 como empresa familiar. Desde este espacio, Ciprián produce y comercializa una amplia gama de productos: tapices, bolsos, accesorios decorativos y piezas innovadoras que fusionan iconografía precolombina con diseños modernos. Sus tapices son el núcleo de su obra, donde representa la cosmovisión andina, el mestizaje cultural y escenas contemporáneas. Además, ha desarrollado líneas más accesibles para democratizar el arte textil, como cojines, centros de mesa y mochilas.
Ciprián ha recibido premios y reconocimientos nacionales e internacionales, consolidándose como un referente del arte textil peruano. Su visión empresarial busca generar empleo y transmitir conocimientos a nuevas generaciones, empoderando a su equipo para innovar sin perder la esencia ancestral.
Alfonso Sulca Chávez nació el 27 de abril de 1944 en el barrio de Santa Ana, Ayacucho. Es hijo de Ambrosio Sulca Pérez, reconocido como Gran Maestro de la Artesanía Peruana en 1994, y de Julia Chávez. Desde muy joven estuvo vinculado al arte textil: a los 8 años aprendió el tejido en el taller de su padre, ubicado en Santa Ana, cuna de la textilería ayacuchana, y a los 10 años ya elaboraba piezas para la venta local.
Su formación se caracterizó por una profunda investigación sobre la iconografía prehispánica, las técnicas textiles tradicionales y el uso de tintes naturales. Entre 1966 y 1969 realizó estudios de campo recorriendo comunidades altoandinas para rescatar saberes sobre plantas tintóreas, conocimientos que más tarde aplicaría en su obra.
En la década de 1960, Alfonso Sulca revolucionó la textilería ayacuchana al transformar la frazada utilitaria en tapices murales decorativos. Incorporó motivos inspirados en la cultura Wari y escenas costumbristas andinas, creando composiciones geométricas con grecas, figuras de aves, felinos y elementos mitológicos, además de representaciones de la Pachamama, la vida campesina y la cosmovisión andina. A partir de 1970, toda su producción se realizó con tintes naturales, convirtiéndose en un referente de sostenibilidad en el arte textil.
Su talento lo llevó a exponer en importantes espacios nacionales e internacionales, como el Museo de la Nación en Lima, el Instituto Italiano de Cultura, la Galería ICPNA, y en países como Chile, Alemania, Bélgica y Estados Unidos. Su taller en Santa Ana se convirtió en la Escuela Sulca, donde formó nuevas generaciones de tejedores, asegurando la continuidad de esta tradición.
Por su aporte cultural, Alfonso Sulca fue reconocido como Personalidad Meritoria de la Cultura por el Ministerio de Cultura en 2018 y ha recibido numerosos premios por su propuesta artística y humana. Hoy es considerado un visionario del arte del tapiz, capaz de fusionar tradición e innovación para preservar la identidad andina.
Marcelino Pomataylla Bautista nació en 1959 en Pomabamba, provincia de Cangallo, Ayacucho. Desde muy joven mostró interés por el arte textil; a los 9 años comenzó a aprender el tejido en un telar de cuatro pedales y, a los 11, se trasladó al barrio de Santa Ana en Huamanga, donde trabajó como aprendiz en talleres artesanales. Allí perfeccionó sus técnicas y adquirió conocimientos sobre materiales y procesos tradicionales.
Su formación estuvo influenciada por grandes maestros, entre ellos Alfonso Sulca, a quien reconoce como referente. Marcelino se dedicó a investigar las tradiciones textiles ancestrales, inspirándose en tejidos precolombinos de culturas como Paracas, Nasca y Wari. Esta búsqueda lo llevó a desarrollar un estilo propio que combina técnicas tradicionales con innovaciones, como los tapices murales y tejidos volumétricos que reinventan la tradición andina.
En 1970 fundó el Taller de Arte Awaq Ayllus en el barrio de Santa Ana, un espacio que reúne a más de 60 tejedores y tejedoras dedicados a la producción y preservación de la textilería ayacuchana. Sus obras se elaboran con lana de ovino y tintes naturales extraídos de plantas autóctonas como molle, chilca, aliso y retama, logrando piezas que reflejan la cosmovisión andina y la riqueza cultural de Ayacucho.
Por su aporte al arte textil peruano, Marcelino Pomataylla ha recibido importantes reconocimientos. En 2014 fue nombrado Embajador del Arte Popular por la Municipalidad Provincial de Huamanga, y en 2016 el Ministerio de Cultura lo distinguió como Personalidad Meritoria de la Cultura. Además, en 2023 ganó el Concurso Nacional de Arte Tradicional y Artesanía Bicentenario con su obra Chumpi Andino.
Actualmente, Marcelino continúa difundiendo el arte del tapiz desde su taller y a través de exposiciones nacionales e internacionales. Su legado se mantiene vivo en cada pieza que combina tradición, innovación y sostenibilidad, consolidándolo como uno de los grandes maestros de la textilería ayacuchana
Ciriaco Sosa es un reconocido artesano textil ayacuchano con más de 30 años de experiencia en la elaboración de tejidos tradicionales. Aprendió el arte de la textilería desde muy temprana edad en el campo, donde los campesinos transmiten sus conocimientos ancestrales de generación en generación. Comenzó aprendiendo a trazar huaraca, luego tejió chumpis, retes de poncho y otros vestidos tradicionales, desarrollando desde la infancia las habilidades propias del textil andino.
Proviene de una familia de campesinos artesanos que utilizaban tintes naturales como la paccatara, nogal, achote y palillo para teñir sus tejidos. Este conocimiento ancestral de los tintes, transmitido por sus padres y abuelos, constituye la base de su práctica artesanal contemporánea. Como artesano campesino, comprende que la elaboración textil es parte integral de la vida rural, donde durante los meses de baja actividad agrícola la familia se dedica a la confección de mantas, ponchos, fustanes, pantalones y otros vestimentos necesarios para la subsistencia.
Dirige el "Taller Artesanal Textil Wiñay Maki", ubicado en el Anexo Divino Niño, Barrio Santa Ana, distrito de Ayacucho. En su taller, Ciriaco trabaja junto a su esposa en la elaboración de bordados tradicionales y tejidos en telar con diseños exclusivos que fusionan la tradición con la innovación.
Mikel Laura, cuyo nombre completo es Miguel Ángel Laura , pertenece a una familia ayacuchana con cuatro generaciones dedicadas al arte textil. Su abuelo, don Miguel Laura, fue reconocido como Amauta de la Artesanía Peruana, lo que marcó el inicio de una tradición que Mikel ha sabido preservar e innovar.
Formado en la Escuela Superior de Formación Artística Felipe Guamán Poma de Ayala, Mikel se especializó en dibujo y pintura, conocimientos que integró en sus diseños textiles para darles un enfoque artístico contemporáneo.
En 2018 fundó la Galería y Taller “Artextil Mikel”, ubicado en el barrio tradicional de tejedores en Ayacucho. Desde allí produce tapices, bolsos, prendas bordadas y accesorios utilitarios, elaborados con fibras naturales y técnicas como melange, alto relieve y bordado artístico. Su propuesta busca mantener la esencia del arte textil ayacuchano mientras incorpora tendencias modernas.
Mikel también impulsa proyectos sociales, capacitando a mujeres de comunidades rurales en técnicas de color y textura, con el objetivo de preservar la tradición y generar oportunidades económicas. Ha participado en ferias nacionales e internacionales, incluyendo Ruraq Maki, donde presenta colecciones innovadoras como “Mestiza”, que fusiona moda urbana con bordado y pintura a mano.
Su trabajo refleja una visión clara: rescatar la tradición textil ayacuchana y proyectarla hacia el futuro, convirtiéndose en uno de los referentes contemporáneos del arte textil peruano.
Doris Vargas Machuca nació en Tarma, Junín, el 11 de junio de 1967. Desde muy joven se interesó por el trabajo textil que realizaban su madre y su abuela, quienes le enseñaron la técnica del tejido a crochet. Creció rodeada de las costumbres de su ciudad y observando los telares que llegaban de San Pedro de Cajas, lo que despertó su pasión por el arte textil.
Posteriormente, migró con su familia a Ayacucho, donde quedó impresionada por la riqueza artística y cultural de la región. Tras recorrer diversas partes del Perú, identificó la necesidad de preservar la biodiversidad y la identidad cultural. Esta experiencia la motivó a crear piezas que representaran la flora y fauna peruana, utilizando el tejido a crochet como medio de expresión.
En su taller Taru Tejidos, Doris elabora muñecos y tapices inspirados en animales emblemáticos como el cóndor, el gallito de las rocas, cuyes y alpacas, así como flores representativas del país. Cada pieza busca transmitir identidad cultural y generar conciencia sobre la conservación del medio ambiente. Sus trabajos se realizan principalmente con algodón, lana de oveja y fibra de alpaca, materiales naturales que refuerzan su compromiso con la sostenibilidad.
Además de crear arte, comparte sus conocimientos con la comunidad, brindando oportunidades laborales y promoviendo el sentido de pertenencia cultural.